viernes, 8 de octubre de 2010

CAPRICORNIO.

El mejor (y más incomprendido) signo del zodíaco.

No entiendo por qué Capricornio, mi signo zodiacal, tiene tan mala fama. Probablemente sea porque Saturno, su planeta regente, tiene fama de planeta maléfico. Sin embargo, pienso, como piensan muchos astrólogos, que esa fama sólo es merecida a medias.
Es cierto que Capricornio representa el karma a pagar, las deudas que saldar, los impedimentos, los obstáculos, la mala suerte, etc... Cierto. Pero también este signo representa la sabiduría que da la experiencia de la vida y la promesa de lo más elevado en el más allá. De hecho, los Capricornio somos como montañas sagradas. Bajo nuestro exterior reservado, introvertido e inofensivo, se esconde una persona impresionante, capaz de grandes logros gracias a la fuerza de su voluntad y a su fortaleza interior. Yo animo desde aquí a la gente de mi mismo signo a intentar conseguir sus sueños y a luchar contra viento y marea para lograr sus propósitos (que suelen ser muy nobles, en general).
Capricornio es signo de pioneros y constructores. Suelen ser los pilares de la sociedad. Pueden ser arquitectos, ingenieros, escritores, pintores, bibliotecarios... Lo que buscan ante todo es seguridad frente a un futuro incierto y mucho reconocimiento a sus virtudes ( que son muchas, entre ellas la tenacidad y la paciencia).
Suelen tener súbitos ataques de melancolía, temores, fobias... y depresión. La vida de un Capricornio suele ser singularmente difícil y complicada (que se lo digan a Kate Moss y a Janis Joplin, ambas Capricornio). Pueden tener sentimientos de catástrofe inminente producidos por severos traumas infantiles o de juventud. Pero hay mucha valentía en un Capricornio, hasta tal punto de que por muy negras que se pongan las cosas a su alrededor, siempre salen adelante.
Capricornio tiene que luchar mucho contra su lado más oscuro: su pesimismo y fatalismo legendarios, lo que le provoca fuertes depresiones periódicas que logra él mismo superar.
Y lo más importante, tarde o temprano, siempre consigue su recompensa, que suele ser inesperada y magnífica.
P.D.: Dicen que Jesucristo era Capricornio... Por algo será...

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